Majadahonda y las cacas de perro.
Desde el punto de vista sanitario, se considera que la materia fecal del perro en la vía pública puede afectar la salud humana, ya que la misma contiene parásitos que causan, Cenurosis, Ancylostomidosis , Ascaridiasis, Hidatidosis y Toxocariasis, unas enfermedades que en casos extremos puede provocar ceguera y hasta la muerte.
Las heces de perro no sólo son un peligro para la salud de las personas y otros animales, sino tambien una agresión estética para la ciudad y el medioambiente, además de generar malos olores y suponer una gasto extra para el consistorio en campañas de concienciación, reparto gratuito de bolsas para la recogida que los mismos dueños deberían adquirir, y servicios de limpieza especializados.
En otras comunidades, la problemática de las heces de perro en la calle motivó a las autoridades a la adopción de medidas más intensas. Por ejemplo: en el Ayuntamiento de Tarragona, fueron contratados detectives privados para vigilar que los propietarios de perros cumplan con la normativa. En dos meses, sorprendieron a 20 personas que no recogieron los excrementos de sus mascotas y fueron sancionados con una multa de 15 euros.
El New York Times publicó la cuantía las multas impuestas por no recoger los excrementos de las mascotas en diferentes ciudades: Londres 750 Euros, Paris 600 Euros, New York 100 Euros. Sólo en París, el coste de mantener las motos de recogida de excrementos sobrepasaba los 8’4 millones de euros en 1995.
En una ciudad como Buenos Aires existen alrededor de 400 mil perros, que cotidianamente vierten unas 68 toneladas de excrementos sólidos además de unos 120 mil litros de orina. La mayor parte de tales deposiciones son recibidas en forma indiscriminada por las veredas y las plazas de la ciudad. Estudios realizados por la Facultad de Veterinaria de la UBA muestran que un 80% de las plazas de la ciudad de Buenos Aires se encuentran contaminadas con huevos de parásitos (Toxocaras, Ancylostoma, Trichuris, etc) capaces de infectar a las personas.
La toxocariasis es una enfermedad infecciosa que en el hombre es producida por larvas de parásitos (nematodos) presentes en animales como perros o gatos, de los cuales los más comunes son el Toxocara canis, Toxocara catis, Toxocara leonina y el Baylisascaris procyionis. El hábitat habitual de éstos parásitos es el intestino delgado de los perros y gatos, cuyas hembras ponen entre 150 mil y 200 mil huevos por día, los cuales son eliminados con las heces y al cabo de 2 a 3 semanas se tornan infecciosos. El hombre se infecta al ingerir los huevos eliminados por los animales presentes en alimentos contaminados u objetos contaminados. Una vez en el intestino, las larvas abandonan los huevos, penetran la pared intestinal llegando a la circulación general y alcanzan diversos órganos, fundamentalmente hígado, pulmones, sistema nervioso central, corazón y los ojos. Afecta con mayor prevalencia a niños, teniendo en cuenta sus hábitos y actitudes como el llevar todo los objetos a la boca, al estar en contacto cuando juegan en parques y lugares públicos contaminados con las heces de animales infectados.
La hidatidosis es una ciclozoonosis de distribución mundial. Alcanza una alta incidencia en países como Argentina, Uruguay, Chile, Australia, Nueva Zelanda, y en Europa, fundamentalmente en Grecia, Italia, Portugal y España.
El término hidatidosis es utilizado para describir la zoonosis producida por quistes hidatídicos, metacestodo de las especies del género Echinococcus que parásita el intestino del perro.
La hidatidosis tiene un gran interés sanitario, social y económico. En la especie humana, con una media nacional de 1,31 casos/100.000 habitantes. La importancia en la salud pública está relacionada no sólo con el elevado índice de mortalidad humana, sino también con las pérdidas por rendimiento laboral, gastos de hospitalización, intervenciones e incapacidades. Los costes estimados en España alcanzan la cifra de dos mil seiscientos millones de pesetas y, desde el año 1982, está incluida en el grupo de enfermedades de declaración obligatoria.
El hombre es un hospedador intermediario accidental que puede adquirir la enfermedad por contacto directo con perros infectados, o indirecto, por consumo de aguas, vegetales y otros objetos contaminados con heces de perros o cánidos silvestres parasitados.
La Cenurosis: se trata de la Taenia multiceps, un parásito que, en estado adulto, puede estar presente en el intestino del perro. El contagio se produce si ingerimos alimentos contaminados por las heces del can, así que una buena higiene nos evitará el problema. Las larvas pueden desarrollarse igualmente en ovejas, cabras y otros animales herbívoros.
Ancylostomidosis: los “ancilostomas” son gusanos pequeños (0,6-1,5 cm de longitud) que, al igual que los ascáridos, se localizan en el intestino delgado del perro y del gato donde las hembras ponen huevos de morfología típica que son expulsados con las heces de los animales afectados.
Ascaridiasis (parásitos internos): es una enfermedad cosmopolita (distribuida por todo el mundo). Particularmente se manifiesta en los cachorros y en los perros de joven edad, se debe a dos nemátodos (parásitos): Toxocara canis y Toxoascaris leonina, a los cuales puede agregarse el áscaris del gato, Toxocara cati. Estos viven en la fase adulta en el intestino delgado del perro, y tienen una longitud emprendida entre los 4 y los 18 cm., los primeros, y de 2 a 10 cm, los segundos.
Los excrementos de perro son también un foco infeccioso de otro parásito unicelular microscópico llamado giardia dudodenalis, un frecuente agente productor de diarreas en niños y adultos, como de ciertas bacterias enteropatógenas llamadas salmonellas.
Como podemos ver la mierda de perro no sólo contamina vista, olfato y gusto, sino que es un importante foco de enfermedades. Debemos ser conscientes de la falta de respeto y marranería que supone dejar las deposiciones de nuestros animales en los espacios públicos y los peligros ligados a las enfermedades que pueden transmitir.
Alfonso - 04/03/2013 01:31h